Más lindo que la mierda.
Queda inaugurado el Torneo del Jamón 2016 con un partido sin épica
pero con muchos goles, que premia la dedicada estrategia de juego clara
con su justa derrota. Al día de hoy el equipo claro, campeón en
simpatía, puede mostrarse satisfecho de su coherencia interna siempre
que sepa mantenerse al margen de eventos deportivos. Su despliegue ha
resultado en un dominio absoluto del centrocampo, ese que deja áreas y
laterales en manos de sus rivales. Los oscuros no fueron obstáculo para
este juego: sumisos, interpretaron pasivamente el papel de goleadores
que les fue asignado. Cabe destacar la satisfacción pudorosa del equipo
oscuro (insólita en ellos) inducida, acaso, por la neutralización de
Sito, el de los pies ligeros. Pero veamos:
La ausencia de delanteros claros (Martínez, Nano,…llega a faltar uno
más y no cabe) tuvo un protagonismo comparable al de todos los
presentes. Las esperanzas puestas en el nuevo fichaje,
Antonio-grande-que-juega-como-Pedro-pero-no-tanto, se vieron reducidas
al ámbito de la sociolingüística aplicada al 3er tiempo. El partido
arrancó así con dos goles oscuros que no minaron el ánimo…oscuro (ni la
concentración clara, rayana al ensimismamiento, que ya se aprestaba a
dormir su siesta del 2do tiempo). Desmarcado de su equipo, Javi Álvarez
fue a la suya (donde reconocimos un personal homenaje a Joaquín)
marcando dos goles, los únicos que anidarían en portería oscura. Pero
anidar no es empollar (ni la metáfora viene al caso) y así agotamos el
1er tiempo con un 3-2 en favor de los oscuros. De aquí en más la cosa
tiene su interés, aunque no queda muy claro para qué disciplina: de
alguna forma, este 2do tiempo crea su propio modelo. En respuesta a algo
parecido a un reloj biológico, los claros se ven repentinamente
autoconvocados a un punto de encuentro indeterminado, ahí por el centro,
dejando a discreción oscura el usufructo del campo. Estos, resignados,
se echan entonces otros siete goles por lo alto; por hacer algo, nomás.
Por otra parte, el encuentro no estuvo libre de incidentes. Hay quien
preferiría detenerse en los balones aéreos (golazos antirreglamentarios
de Jesús largo y Enrique), en el singular desempeño de tiroloco
Joaquín, en el ostracismo de Sito y Daroca, o en un Ricardo que llegó
con el 3er tiempo por delante. Este cronista prefiere en cambio
denunciar las precarias condiciones de seguridad e higiene acústica en
el campo de juego.
Cabe destacar la severa autocrítica que se desató en el equipo claro
durante la primera parada en San Marco, donde pudo escucharse una voz
autorizada y certera: “hay que parar más, y hacer más goles”. Qué
pelotudo importante, che!
En definitiva, este partido y su legado quiere enseñarnos algo. Es tarea de la próximas generaciones averiguar qué.
OSCUROS: 10
Enrique: Nunca defrauda, destacando su golazo de cabeza (de esos que
se ganan la antipatía de los porteros). VPO oscuro por aclamación.
Joaquín: Cubilete cósmico, su técnica conserva todas las ventajas del
robo sobre el trabajo honrado. Se han amasado fortunas de este modo, y
la suya ya consta de 10 goles.
Carli: Regresa con varios kilos menos y hambre de gol. Se ha comido
uno, y esperamos que le siente estupendamente. Eso sí, sus intentos por
mortificar la sensibilidad del portero claro aporreando su larguero le
desprestigia.
Agus: Este cronista lo intuye apenas a lo lejos, salvo por un tiro a
portería que da en el palo. No hace tanto ruido como el larguero, pero
asusta.
Daroca: ¿A qué planeta de fuiste? Se conoce que Sergio sólo anota
cuando las circunstancias le son desfavorables. De otro modo le resulta
indiferente. Asistencias, en cambio, las suma a montones. Por otra parte
y visto desde esta tribuna imparcial, causan desconcierto sus continuos
vítores al portero rival. A este respecto, la expresiones de
agradecimiento de éste último no nos resultan convincentes. Si no es
cachondeo, es mosqueo, parece cavilar.
Jesús largo: Golazo con vigor antirreglamentario, alto y de media
cancha. No ha gustado ni al portero ni a Ricardo, y menos de parte de un
defensa.
Sito: Desterrado a lo que considera los confines inexplorados de su
deporte favorito, ha tenido que soportar la victoria de su equipo sin
anotar siquiera un tanto. Entiende que ha sido víctima de una
conspiración. Ricardo sonríe nebuloso a su vera.
Alberto: Jugador completo y apasionado, corre, pide, entrega y marca
con precisión, con generosidad. Siendo así, le atormenta secretamente
(ya se nota) compartir el puesto de goleador con Joaquín. Grande
Joaquín!
CLAROS: 2
Javi Álvarez: excepcional en el 1ro y 3er tiempo. Dos goles y tres
puyas memorables (que el cronista no recuerda). VPO claro indiscutible
(por falta de interlocutores).
Ricardo: sobrio en el jugar pero nunca en el beber, apareció con un
año y dos copas de más que invirtió eficazmente en fumigar a Sito.
Gracias Ricardo, y feliz cumple.
Sergio Rodríguez: Este cronista lo tuvo lejos, pero supo que estaba
tramitando su gol cuando Javi Álvarez se ofreció gentilmente a
entregárselo en ventanilla. El trámite era personal, empero.
Antonio grande: Una esperanza claramente desaprovechada, como sólo
los claros desaprovechan. Habrá que tirarle a la altura del pecho (como a
la cabeza de cualquier otro, más o menos), a ver qué pasa. Advertencia:
su tiempo de caducidad es de 15 minutos.
Pedro: cuando encuentra su posición, se mueve con la pericia de un
parroquiano en su bar favorito. Eso sí, sus continuas comparaciones con
Antonio han terminado por hundirlo (a Antonio).
Diego: Sus nuevas calzonas le han aportado seguridad. Esto no ha
impedido que su portería se convirtiera un reclamo irresistible para el
gol.
Mario: En la conformación de equipos, se lo rifaron como contrafigura
de Joaquín. En tal sentido, no le falta precisión, sino resultados. Con
la disposición actual, hace temer por la integridad del reloj (a cuatro
metros sobre la portería oscura).
Castro: “Hizo lo que pudo”, se escuchó por ahí. Puede ser cachondeo.
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